Archivo | junio, 2010

Letanía

8 Jun

El otro día hablando de retos y hoy martes sintiendo la misma sensación que he tenido los últimos 4 ó 5 años, es como una letanía, el día de la marmota.

Siempre he pensado que se me da bien, realmente bien abrir y desarrollar, pero cerrar es otro cantar, una vez que todo está en marcha tengo que hacer mucho más esfuerzo, me parece más tedioso el momento de finiquitar, aunque creo que no soy el único. La satisfacción te la llevas el día que ganas, otra cosa muy distinta es el día que cierras, ese día ya lo has celebrado todo.

FlecosLa razón es simple, el día que ganas hasta el que te lo comunica está contento de hacerlo, tu solución o propuesta ha sido la elegida, ves el esfuerzo recompensado. A partir de ahí entras en un círculo burocrático horriblemente tedioso. Es cuando entran los abogados, cuando se revisan los términos, cuando se tiene que materializar lo ganado.

A nadie le ilusiona esta parte y al cliente menos, al ser así se le da menos importancia, se aparca y es en esa fase del ciclo de venta donde surgen muchas pegas ajenas a nuestro trabajo “real” pero no menos importantes.

Es curioso pero en las épocas de cierre es cuando menos viajo, se acabaron las visitas, empiezan las conferencias telefónicas y las velas a Santa Rita.

Justo ahora estoy en una de esos segmentos de la rueda, me agobio pensando que no se materializará lo cerrado, que habrá algún problema burocrático que provocará retrasos.

No sé si es solo cultura española, pero siempre terminamos pidiendo tiempo extra el último día, siempre nos faltan horas antes de un examen, acabamos la carrera con la lengua fuera. Y por mucho que te empeñes no hay manera de cambiar esa dinámica, si tú lo consigues ya se encargará el de legal de la empresa de retrasarte, o el que firma de traspapelar el documento. Nos relajamos hasta el último minuto en el que todo se hace a toda prisa y de manera atropellada.

El cierre marca la diferencia, llevarlo a cabo de una manera ágil es crucial para la satisfacción de las dos partes, no generar ruido  cuando sólo se debería festejar y no comprometer divisas adicionales a las ya concedidas en la fase anterior. El sabor de boca que queda tras un cierre eficiente es muy diferente al amargo que se produce tras uno atropellado  que requiere un esfuerzo adicional a la otra parte.

La buena noticia es que esto se acaba, tiene fecha de fin nos guste o no y ya está muy cerca, no me consuela pensar que la suerte está echada, alea jacta est